miércoles, 28 de enero de 2015

LA LLEGADA DE LOS 10.000

Por JUAN JOSÉ GARCÍA POSADA

El año universitario comienza con la enorme expectativa que se ha abierto frente al programa Ser pilo paga, creado en buen momento por la nueva Ministra de Educación, mediante el cual se premia con becas en universidades acreditadas a 10.000 estudiantes que superaron los 310 puntos en las pruebas oficiales y están catalogados en estratos socioeconómicos del 1 al 3.

Lo más importante de este programa innovador, por cuya consolidación tienen que hacer fuerza las instituciones universitarias, el gobierno y los estudiantes, consiste en que se desvirtúa la vieja falacia de la simetría entre el nivel económico y el cultural. Hacer de la buena educación una causa común y comprometerse con la estrategia de estimular a los mejores por sus capacidades y competencias, es la base de una sociedad incluyente y democrática.

Algunos comentaristas han preguntado cómo se alistan las universidades para incorporar a los 10.000 primíparos. Se informa acerca de la adopción de planes de tutoría, facilitación de recursos, bienestar estudiantil y, sobre todo, aseguramiento de la permanencia y control de la deserción.

Expongo dos hipótesis para responder a tales observaciones, con base en la comprobación por experiencia propia y directa:

Primero, las universidades que tienen vocación policlasista, acreditación de alta calidad y organización sólida y confiable ofrecen las mejores garantías de estabilidad y apoyo a la adaptabilidad de los nuevos alumnos. He estudiado y trabajado a lo largo de mi vida en establecimientos de educación superior en los cuales la condición socioeconómica nunca ha sido factor discriminatorio y se ha asegurado la igualdad de oportunidades. No es ninguna novedad que ahora reciban a unos alumnos más de niveles 1, 2 y 3, si de tiempo atrás han tenido métodos de financiación comparables al de Ser pilo paga y si en su espíritu fundacional, sus propósitos educativos y sus planes de desarrollo está grabado y se cumple el respeto a la diversidad.

Segundo: Está demostrado que, salvo situaciones excepcionales, el alto rendimiento en la secundaria se mantiene constante en el pregrado y el posgrado y en la vida profesional. El buen estudiante, más todavía si tiene que afrontar retos como los que ahora se plantean, sigue siéndolo por siempre.

El poder del saber no puede reservarse a los que tengan el poder de tener. Ahí empieza a perfilarse una verdadera meritocracia, concordante con la finalidad de ética social de formar aristocracias del espíritu y la excelencia intelectual. Se abre una amplia perspectiva para que las oportunidades de acceso a la educación superior se amplíen, en este país que figura por motivos creíbles como uno de los menos equitativos del mundo. La llegada de los 10.000 ayuda a conjurar la mayor pobreza, la peor desgracia: La ignorancia, el quinto jinete apocalíptico.


No hay comentarios:

Publicar un comentario